Vamos a llevarnos bien…

El componente emocional-relacional en las empresas

Existen múltiples definiciones de Empresa. Si buscamos en internet, encontraremos palabras como “sistema”, “unidad económico-social”, “ente”, “entidad” o frases como “conjunto de bienes y servicios puestos en marcha para generar riqueza”, “Organización con medios propios y adecuados para alcanzar sus fines”…
Pero una empresa también es un conjunto de personas que interactúan entre sí para alcanzar un beneficio (el empresario, generar riqueza; el empleado, ganar y conservar su sueldo; el cliente, satisfacer una necesidad)
Desde esta perspectiva, todos necesitamos de todos. Es decir, que para que esto funcione, en primer lugar, vamos a llevarnos bien…
Y si esto es así, ¿de qué estamos hablando? Pues nada más y nada menos que de relaciones interpersonales
Si pensamos en la situación ideal, y como tal, de antemano inexistente, las personas que integran un Equipo de trabajo deberían contar con un gran equilibrio emocional (desde lo personal y favorecido por un entorno de trabajo que previniera los posibles riesgos laborales), para poder tener relaciones sanas entre ellos (integrados y bien comunicados) y que, además, supieran trabajar en equipo. Cuanto más se acerca un equipo de trabajo a este “ideal”, más motivado estará y más eficiente y proactivo será
Pero aquí no acaba la cosa, ya que existe otra relación importante, la de la empresa con sus clientes, y por tanto la del equipo (sobre todo los equipos que están en contacto con los clientes) y el destinatario del producto o servicio
En la mencionada situación ideal, deberíamos garantizar que los equipos de trabajo supieran relacionarse con sus clientes. Y para ello será imprescindible saber interpretar qué necesita el cliente (ya que no siempre la demanda es manifiesta) y saber reaccionar en función de su actitud (de su mannera de pedir las cosas, ante un enfado, en una situación de emergencia…)
Cualquier actuación para mejorar alguno de estos aspectos generará sin duda un efecto positivo en el resto. Podemos empezar por cualquier lugar, lo importante es no descuidar el componenente emocional-relacional inherente al concepto de empresa

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